Por el periodista Osvaldo Calderón. —
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Picadillo de guineo y pastel de yuca. ¿Con cuánta hambre se come eso? ¡Benditas manos que preparan esos platillos!
¿Y su mamá?
Pocos meses antes de fallecer, en marzo de 2018, el capo del periodismo deportivo, don Javier Rojas González, recalcó —como buen maestro— en una entrevista al periódico La Nación que cuando le consultaba a una persona su nombre y esta respondía con un solo apellido, él le cuestionaba bajo las frecuencias más temidas y graves de la voz humana: “¿no tuvo usted mamá?”.
Es por ello que indagué acerca de Daniel Bonilla en Google y, lastimosamente, la mayoría de titulares omiten el apellido Quirós de la señora Nidia, quien llevó al campeón nacional durante nueve meses en su vientre y, probablemente, alimentó al recién nacido de la manera más natural, en una milagrosa acción que nos clasifica dentro de la taxonomía como mamíferos.
Daniel lloró, rió, durmió, comió y volvió a llorar para sacar a sus padres de la cama. Era entonces, el tiempo posterior al lunes, 18 de octubre de 1993, año en que, meses atrás, Miguel Induráin Larraya había ganado de manera consecutiva su tercer Tour de Francia (de cinco) y su segundo Giro de Italia, también seguidos.
Miguel fue otro capo entre 1984 y 1996. Es considerado el mejor ciclista español de todos los tiempos. Capo es una palabra de la lengua romance italiana que se traduce como ‘jefe’ (proviene de ‘cabeza’). En nuestra lengua, significa una “persona con poder y prestigio o muy entendida en una determinada materia”.
Miguel y Daniel tienen varias similitudes y es que sus nombres poseen seis grafemas. Los últimos dos terminan igual: en “el”. También, terminan igual: en primer lugar, cuando de competencias se trata. Son cabezas, son capos.
Una bicicleta puede significar el único vehículo del hogar para los desplazamientos al trabajo o lugar de estudio, para que se use como el machete generador de ingresos, para que sea el gimnasio o medicamento contra el estrés o el arma para ganar la Vuelta a Costa Rica 2019, como le sucedió al joven paraiseño.
Siendo así, estaba yo, al amanecer del 18 de agosto, a 1.325 m s.n.m. (metros sobre el nivel del mar), entre el templo católico y el parque central del quebrado y bello cantón de Paraíso —valga la redundancia— cuando llegó Daniel Bonilla Quirós, y nos saludamos nuevamente, ya que las primeras interacciones las habíamos tenido por Whatsapp.
Al verlo, recuerdo su prestancia. Delgado, pero robusto. Mucho músculo y poca grasa. Lucía el traje de seleccionado nacional de Costa Rica de la marca Go Rigo Go, de sumercé Rigoberto Urán, capo colombiano.
—Viejo, le dije al veinteañero, cuando salís a entrenar rápido porque entrás pronto al trabajo, ¿adónde vas?— empecé con mi labor.
—Ah, pues voy por aquí cerca: al Irazú, al Empalme o a veces al Turrialba. ¡Bueno! Al volcán Turrialba sí es un poco más duro—, dijo con verdadera humildad.
Sin embargo, entre risas discretas, yo apenas y digería el dato de que eso era cuando salía en un plan de poca duración. No esperé más y procuré adentrarnos en ese tema.
—Y entonces, cuando entrás tarde al trabajo, ¿adónde es lo más lejos que has ido?—, seguí.
—Ahhh, a veces voy a Naranjo (de Alajuela)—, respondió tranquilo con respecto a esos 160 km de entrenamiento ida y vuelta.
—Ok—, asentí con la cabeza.
¡Y guardé silencio! ¡Y pensé! Y entendí que estaba frente a un deportista de hierro que probablemente había sacrificado muchas cosas en su vida, pero que, al fin y al cabo, amaba lo hecho hasta ese momento.
Proseguimos con lo anteriormente peloteado para ese día. Descendimos unos 100 m s.n.m. a Río Macho, poblado del distrito de Orosi, para realizar algunas fotografías y capturas de video.
Paradójicamente, escogimos el fuerte sonido del río Macho, un sitio donde hacía poco tiempo una cabeza de agua había arrasado con un árbol. Resulta que Daniel es un amante de la naturaleza, entre muchas otras actividades y pasatiempos.
A continuación, una entrevista de semblanza en la que, debido a la pandemia, en algunos casos envié preguntas escritas y recibí respuestas en audio, para mayor facilidad del capo costarricense. En otra ocasión, días después, me acompañó en bicicleta por el distrito de Potrero Cerrado, cantón de Oreamuno.
Semblanza.
—¿Qué te gusta hacer además del ciclismo?
—Aparte del ciclismo, me gustan mucho los deportes de motores. Es una pasión muy grande que tengo. El drifting (sobrevirar o derrapar el vehículo) es una modalidad que me gusta mucho. Me gusta mucho también el campo, la naturaleza, sembrar árboles es algo que siempre he tenido como hobby mío.
—¿Con quién vivís en tu casa?
—Actualmente, vivo con mis padres y hermanos.
—¿Cuáles son tus comidas favoritas?
—Hay varias comidas que prepara mi mamá: un tipo de lasaña que lleva yuca, carne, queso, hongos y, también, un picadillo. Es de guineo negro en salsa de tomate con carne molida. ¡Eso es mi favorito!
Su narración me provocó fuertes antojos. Percibí en él su disfrute al detallar ambos platillos.
—¿Qué opinás de la comida que prepara tu mamá?
—Eso es como lo fundamental en mi dieta y alimentación. Saber que es bien nutritiva. Ella cocina de la mejor manera con la mínima grasa posible.
—Contame acerca de tu relación con ella.
—Es excelente con los dos (papá y mamá). Siempre he sido muy apegado a ellos. Igualmente, cuando es la Vuelta a Costa Rica, siempre están ahí, a pesar de que a ella nunca le gustó que yo practicara ciclismo por el miedo a las caídas.
—Tu papá te regaló una bicicleta montañera a tus quince años cuando estabas en noveno año, pero: ¿quién te enseñó a andar en bici y a cuánta edad?
—Diay, prácticamente yo aprendí solo. Tenía una bicicleta de mujer en el patio de mi casa que era lo más llano que tenía. Luego, con la que me regaló mi papá a los quince años fue con la que andaba todos los días en la calle y con la que me vio Alejandro Meza… Ahí empezó todo esto.
—¿Tenés superhéroes de caricaturas y/o de la vida real?
—Vieras que nunca he sido muy así de esas cosas. No suelo ver películas de The Avengers (Los Vengadores) ni todo eso. Sin embargo, me llamaba la atención Spiderman o el mismo Batman. Sí he sido mucho de ver series japonesas como “Dragon Ball Z”, “Caballeros del Zodíaco” y también una que a mí me encanta muchísimo que es de autos llamada “Initial D”, un manga de drifting. Actualmente, a veces veo capítulos.
—¿Videojuegos?
—De niño era cuando jugaba videojuegos. Ya hoy, a estas edades, casi no. De niño jugaba lo que se llamaba Nintendo 64 y me gustaba jugar Zelda, Súper Mario Car, Super Mario 64.
—¿Te gusta el fútbol? ¿Cuáles son tus equipos favoritos en Costa Rica y el mundo?
—Sí, sí me gustaba el futbol (con acento agudo). De hecho, de niño lo practiqué mucho. De equipos, diay, soy aficionado al Cartaginés, jeje, es el equipo que me gusta muchísimo. De igual manera, siempre me atrajo jugar futbol y creo que tal vez ya, en un futuro retirado del ciclismo, me gustaría intentar jugarlo. Sería un sueño llegar a una segunda división.
—¿Tenés pareja?
—Sí, claro. Sí tengo. Ella practica ciclismo. Llevamos prácticamente ocho años juntos. Ella comparte la misma pasión que yo. Eso es una parte muy importante, que le entienda la locura de la bicicleta a uno.
—¡Estudiás electrónica! ¿Te gusta? ¿Querés estudiar otra cosa?
—Actualmente, soy estudiante de electrónica. Es una carrera que me gusta mucho. Creo que se debe a mi atracción por los autos. Y en un futuro quiero estudiar Administración de Empresas. Es algo que me llama muchísimo la atención. Espero poder concretarlo.
—Además del fútbol y los motores, ¿hay otro deporte que te guste tanto como el ciclismo?
—El baloncesto es un deporte muy bello del cual me gusta mucho su reglamento. De niño, jugaba mucho. Mi papá siempre ha estado muy enamorado de esta disciplina. En mi casa somos muy fans de “Los Angeles Lakers”, entonces ya llevamos ese cariño hacia ese equipo.
—Entonces, golpeó fuerte la muerte de Kobe Bryant y su hija en tu casa…
—Sí, vieras que fue muy sorpresivo. En casa, el deporte número uno siempre ha sido el basketball y mi papá siempre ha sido aficionado número uno a los Lakers y más a Kobe Bryant. Al menos, mi papá y nosotros hemos visto como mejor basquetbolista a Kobe Bryant que a Michael Jordan, para darte una idea. Y diay, siempre hemos sido de ver toda la temporada y los Playoffs. Recuerdo, en los años 2000, cuando estaba Shaquille O’Neal con Kobe: años de campeonatos (2000, 2001, 2002, 2009 y 2010) y Phill Jackson de entrenador. Pues no, algo muy lamentable. Por eso, siempre hay que tener presente que somos de la muerte y nunca sabemos hasta cuándo Dios nos dará y prestará la vida.
—Leí una entrevista que diste a ESPN. Contame acerca de tu pasión por la pesca. ¿Has pescado en el mar? ¿Te gustaría hacerlo?
—En realidad, me gustan mucho los peces. El ambiente de contar con peceras (para verlos). Vieras que por mi casa hay una especie de río, entonces ahí sacaba peces de estos guppy, espadas y peces tropicales (que les llaman). Igualmente, en el mar me ha gustado pescar. Es que, además de los platos de mi madre, la comida del mar es de mis favoritas. Todos los mariscos, pescado, todo eso.
—¿Te comés los peces que atrapás?
—Sí, sí, claro. De hecho, la última vez fui a Ujarrás, que estuve pescando con un amigo y sacamos barbudos y cangrejos. Por cierto, con esos cangrejos me puse de cocinero a preparar una sopa de mariscos.
—¿Te gusta cocinar?
—Sí, claro. Me gusta. No es algo en lo que sea muy bueno, pero sí trato de hacer alguna carne, pastas y así.
—¿Cuáles son tus grupos favoritos de música?
—Siempre me ha gustado mucho como Akon, Eminem, Snoop Dog, ehhh (sonido con nariz). Germain, Chris Brown, Usher. Muchísimas canciones de todos ellos me gustan.
—¿Atracción por algún equipo de ciclismo mundial?
—Sería como un sueño poder haber estado en un equipo como el Trek-Segafredo.
—¿Cuáles son tus rutas favoritas en Costa Rica?
—El ascenso al cerro de la Muerte, volcanes Irazú y Turrialba son mis lugares favoritos. Los sitios un poco frescos, ya más fríos, de altura, son mis favoritos tanto para entrenar como para competir.
—¿Qué sentiste al ganar la Vuelta a Costa Rica (miércoles, 25 de diciembre de 2019)? ¿Qué significó eso para vos y para tu familia?
—Yo digo que eso es un sentimiento inexplicable porque es prácticamente un sueño cumplido para uno. De hecho, yo de niño jamás me imaginaba ganando una Vuelta a Costa Rica y, diay, una alegría enorme para mí, para mi familia, para mi novia. Ellos siempre me han apoyado y llegar a cumplir esa meta es algo muy bonito. Saber que todo el esfuerzo y el sacrificio que uno puso durante muchísimos años se veía reflejado en un resultado.
—¿Cuánto has sacrificado?
—Muchísimo. Yo pienso que he sacrificado tiempo con mi familia, el salir con amigos, inclusive el estudio se ha visto sacrificado. Entonces, son muchas cosas que, diay, al final, cumplir una meta como esas tiene una alegría enorme.
—Ante la suspensión de La Vuelta Internacional a Costa Rica 2020, ¿qué pensás de eso?
—Eso es muy lamentable porque así como hay deportes que están activos y tienen sus reglamentaciones y todas sus restricciones, nosotros también somos profesionales e igualmente podemos someternos a algún tipo de reglamento o de medidas para poder practicar nuestro deporte profesionalmente, más aún que no es de roce. Entonces, yo creo que los deportes de roce deberían ser más complicados de realizarse. En ese caso, deportes que no son de contacto como el ciclismo, tenis, tenis de mesa, atletismo no se han visto activos y no entiendo por qué si es más fácil de controlarlos
—¿Qué consejos le darías a la gente en general para practicar ciclismo?
—El consejo que yo siempre, siempre, siempre doy es el uso de un buen casco, porque lo primero es la seguridad y la vida.
Y así, Daniel, entró en algunos pocos detalles acerca de su vida. Un ser humano disciplinado, amante de la velocidad dada por su cuerpo al pedalear o por la combustión que en los motores se pueda percibir dentro de la cabina de un automóvil. En su bicicleta casi no derrapa, aunque sí en sus pasatiempos.
Pero también es tranquilo. Tranquilo al hablar y actuar. Es equilibrado como el andar de un pez en una pecera. Es paciente al pescar y al sembrar árboles, al estudiar Electrónica como medio para llegar a las computadoras de los carros que tanto les atrae.
Valora a su familia y ama la cuchara de su mamá. Al detallar el picadillo de guineo negro en salsa de tomate con carne o el pastel de yuca, los sentidos sucumbieron, las papilas gustativas se pusieron a trabajar —quizá— a ambos lados del mensaje: él, al recordar la delicia; yo, al imaginar aquello y debido a lo cansado que quedé de intentar subir al Irazú.
Fin.
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