Por el periodista Osvaldo Calderón. —
Contacto: ocabo86@gmail.com
Con ese título, cualquiera diría que soy la versión ciclística de Chuck Norris, pero no. Tan solo he sido un aficionado competitivo que, antes de los 30 años, corrió larga distancia en montañas y completó unos cuantos sprint de tri. ‘Ayer’, la vida me permitió “hacer trampa” —en pro de mi salud— con la electricidad y los pedales. Les cuento…
Era un día equis, antes de la pandemia, cuando mi amigo Ricardo Gutiérrez me hizo varias preguntas relacionadas con mi experiencia en el uso constante de una bicicleta eléctrica Cube, ya que acostumbraba subir fotos y videos de mis viajes en redes sociales: algunos cortos y otros tan extensos como los más de 50 kilómetros diarios de ida y vuelta entre mi casa, en El Guarco, y mi anterior trabajo, en Tibás.
Diálogo.
—Osvaldo, ¿cuánto te rinde ese ‘avión’?—, preguntó ‘Guti’ en aquel entonces.
—Mirá, todo depende de las cuestas y el nivel de asistencia que querás recibir de ella. Esta, por ejemplo, te da cuatro niveles de ayuda: económica, tour, deportista y turbo—, le respondí (al final les detallo eso).
—¿Y cuánto durás cargándola y en dónde?
—Si estuviera totalmente descargada, ella puede tardar unas cinco horas en completar la carga. Y muy fácil, solo la conectás a un tomacorriente en la casa u oficina, ya que le podés extraer la batería del marco de la bici y llevarla adonde gustés—, le expliqué.
—Esa que andás es muy chuza (bonita). Yo quiero dejar el carro estacionado en la cochera para comprarme una eléctrica y así poder hacer ejercicio en lo que voy al trabajo y regreso a la casa. Parecido a vos… ¿Dónde la consigo?
—Eso es lo mejor de las cleticas eléctricas, ya que te mantienen pedaleando de manera tranquila en una topografía quebrada y no te sudás tanto como si lo hicieras en una convencional. Así tan elegantes, seguras y cómodas como esta bici las podés conseguir en Ciclo Boutique—, le comenté a mi amigo.
Y esas conversaciones se repetían una y otra vez con otras personas.
Presten atención al siguiente video que grabé en La Unión en 2019, donde utilizaba a diario un tramo muy pesado de La Ruta de los Conquistadores para regresar a Cartago por las tardes, luego de nueve horas enfrente de una computadora.
Video:
¿La razón? Antes de la pandemia, mucha gente estaba cansada de estar quemando combustibles fósiles dentro de un carro o bus en medio de una presa que no se movía ni les permitía moverse o ejercitarse a conductores ni ocupantes, respectivamente. ¿La solución a ese problema? Tan fácil como pedalear entre semana para ir al trabajo.
Ok, pero saltan dos aspectos: (1) si las cuestas son atractivas, una montañera o rutera son ideales para ejercitarse como en un entrenamiento a doble sesión (antes y después de la oficina), pero (2) si las inclinaciones de las carreteras asustan y ahuyentan, la solución está en la asistencia eléctrica debido a que se hace ejercicio sin agotarse tanto como si no tuviera ese toque de la energía limpia.
Siempre he creído que esa es una verdadera solución al tema del caos vial, al de la reducción del estrés en la población, aunado a una mejoría en la salud de la gente y el ambiente.
¡Claro! La pandemia que enfrenta la humanidad ha confinado a los hogares a millones de desempleados y a millones de personas cuyas formas de laborar les permitió adaptarse al teletrabajo y dejar así los desplazamientos entre las diferentes ciudades.
Sin embargo, y a pesar de ese panorama, el uso de una bicicleta eléctrica en una persona totalmente sedentaria es fenomenal, ya que motiva al pedaleo cada vez “de menos a más” y “de suave a fuerte”.
Les pongo un ejemplo: recuerdo un señor muy sedentario que se apuntó a salir los fines de semana con sus amigos que sí pedaleaban más. Con el tiempo, se fue acostumbrando a la ergonomía de la e–bike para decidirse, después, por una bici rutera para andar parejos. Y eso me ha pasado a mí cuando la báscula arruga la cara al pisarla.
Era principios de siglo XIX (1817) cuando se le atribuyó a Karl von Drais la invención de algo parecido a la bicicleta que conocemos en la actualidad. Luego de varios intentos por mejorarla, Pierre Michaux (1861) le agregó pedales al asunto. O sea, es una actividad tan antigua como extraer leche de las vacas, por decir que lleva muchos almanaques encima y justificar la siguiente fotografía.
Mi caso y los de muchísimas personas son similares.
Un regalo de mis padres a final de año fue el detonante para empezar a andar en bicicleta desde muy corta edad, por lo que décadas después, en 2016, me inspiré a limpiar, aceitar y sacarle el jugo a una de ruta —marca Trek, de gama baja— para no solamente salir los fines de semana a entrenar con amigos, sino aprovechar el tiempo en los desplazamientos entre Cartago y Llorente.
Tuve la oportunidad de asistir en 2017 a un congreso mundial de movilidad urbana en Países Bajos y fue allí donde experimenté lo plano de la topografía y el flujo y asistencia de la electricidad al pedalear. Aquello era el paraíso para cualquier ciclista aficionado o deportivo. Es que todo mundo vuela pedal.
Ocho tips valiosos de una e-bike marca Cube:
- Pueden cargar la batería sin extraerla del marco. Para ello, la bici debe estar cerca de un tomacorriente de 110v.
- Pueden extraer la batería para cargarla dentro de una casa u oficina y, así, dejar la bicicleta encadenada en un parqueo o zona exterior.
- Funciona al adaptar una pantalla Bosch en la manivela y presionar el botón de encendido.
- Al usarla, siempre se debe pedalear. No es una bicimoto. Si lo que se quiere es “no pedalear”, recomiendo invertir en una moto o scooter eléctricas.
- Cuenta con cuatro asistencias: (1) ECO, con un factor de 40%; (2) TOUR, con un factor de 100%; (3) SPORT, con uno de 170%; y (4) TURBO, que asiste en un 250%. En la primera opción se podría avanzar muchos kilómetros, pero el esfuerzo del ciclista será mayor. En la última (TURBO), la autonomía da para abarcar menos distancia, pero la sensación de pedaleo es suave y placentera como para un viaje corto y con ropa de trabajo para no sudar mucho o casi nada.
- Un monoplato junto a los pedales y un piñón de nueve velocidades atrás permiten realizar cambios para tener una cadencia más fluida en cuestas y no llevar el pedaleo tan tenso; o tenso para avanzar rápido al descender.
- Su precio ronda los dos millones de colones, ¡pero ojo! A corto plazo les permite realizar ejercicio de forma moderada y ahorrar dinero de gimnasio, gasolina o pasajes. A mediano plazo y por no quemar combustibles fósiles, te convierte en un amigo del ambiente y todo lo que ello significa. A largo plazo te evita invertir en medicamentos debido a una notable mejoría en tu salud.
- No tiene restricción vehicular.
Más adelante, y para no cansarlos con el cuento (decía mi abuelo), les explicaré mi intento de subir hacia el volcán Irazú, desde El Guarco, en este vehículo tan confortable.
Fin.
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